miércoles, 17 de febrero de 2016

Ser delicia para Dios

Como los contemporáneos de Jesús, también nosotros pedimos signos para creer y convertirnos (Lc 11,29-32). Sí, a menudo, no nos "basta" que Dios se haya hecho uno de nosotros y nos haya señalado con nitidez el camino de regreso a nosotros mismos y a Él mostrándonos la intimidad de nuestro Dios Trinitario, su Corazón misericordioso, su proyecto de salvación para los hombres... Todo esto no nos basta... Pedimos más...

Ojalá que nos dejemos interpelar por la Palabra de Dios para que Ella pueda dar a nuestra vida un giro radical transformándola en un reflejo de la vida del Hijo. Ojalá que, mirándolo a Él y escuchando lo que quiere decir a nuestro corazón, nos volvamos a Él y aprendamos a discernir lo que le agrada. Porque a medida que nos vayamos asemejando a nuestro Modelo seremos más felices y nos convertiremos en delicia para Dios.