miércoles, 3 de febrero de 2016

La extrañeza de Jesús

Vuelve el Evangelio de hoy a relatarnos el rechazo que experimenta Jesús por parte de sus vecinos de Nazareth  cuando regresa a su pueblo después del comienzo de su vida pública (Mc 6,1-6). Y, aunque el Señor sabe que ningún profeta es apreciado en su tierra, nos dice el evangelista que se extrañó de su falta de fe.

Puede que también el Señor se extrañe de tu falta de fe y de la mía. ¿Cómo -puede preguntarse- aún no cree con lo que he hecho y estoy haciendo en su vida?

Porque al Dios encarnado que ha asumido nuestra naturaleza nada de lo nuestro le es ajeno; porque su compasión y misericordia nos acompañan y nos sostienen todos los momentos del día; porque nuestro Dios no sólo no exige nada, sino que nos capacita para que respondamos con amor a sus llamadas de amor esperando, sin cansancio, a que su gracia sea acogida por nuestra pobreza para transformarla.

Vamos a recordar las acciones de Dios en nuestra vida para que nuestra fe débil se fortalezca contemplando las maravillas que en nosotros ha obrado su gracia. Vamos a pedir juntos hoy a Jesús que aumente nuestra fe para que Le descubramos, Le conozcamos y Le amemos cada día un poquito más. Ojalá no tenga que extrañarse de nuestra falta de fe porque sepamos ver todo lo que ha hecho en nuestra vida y de nuestra vida.