miércoles, 9 de marzo de 2016

Volar como las águilas

La lectura del profeta Isaías nos recuerda la vida que el Señor nos ha preparado, su compasión, su continuo volcarse en nosotros como una madre... (49,8-15).

El que siempre responde, el que siempre salva y auxilia, el que consuela y se compadece de los que ponen en Él su confianza, no deja de prometernos una vida plena, auténtica, feliz... una vida que es la Vida.

Nosotros esperamos el cumplimiento de esa promesa, pero esperamos muy por debajo de lo que Él quiere darnos porque no nos podemos hacer idea de lo que Dios nos ha preparado... Esperamos, soñamos, deseamos... pero por grandes que sean nuestra esperanza, nuestros sueños, nuestros deseos, no conseguiremos ni siquiera vislumbrar los de Dios para con nosotros.

Por eso hoy, disfrutando de esta vida eterna que nos pertenece porque tenemos la inmensa suerte de escuchar la palabra de Jesús y de creer en el que lo ha enviado (Jn 5,24), podemos desear algo que, me parece, agrada al Señor. Vamos a desear con todas nuestras fuerzas que sus promesas se cumplan en nuestras vidas a su modo, como y cuando Él quiera. Porque confiamos en Él y sabemos que nuestras aspiraciones, por grandes que puedan parecernos, están muy pegadas al suelo. Y tú y yo hemos sido llamados a elevarnos, a volar como las águilas.