jueves, 3 de marzo de 2016

Tras la conquista de la unidad

Hoy Jesús nos propone un camino seguro para la propia unificación con nosotros mismos, con los demás, con el mundo... Él Mismo es el camino hacia la unificación interior, ese estado que nos permite vivir en plenitud y que se alcanza en la medida en que vivimos unidos a Él (Lc 11,14-23).

Vivimos en un mundo enfermo de esquizofrenia, un mundo de apariencias en el que reina la incoherencia en una suerte de baile en el que lo que se piensa, lo que se dice y el modo en que se actúa danzan cada uno a su aire, por separado. Esto termina enfermando. Acabamos viviendo en una mentira, el cáncer de nuestra sociedad que, por ser de ella es también nuestro...

La unificación interior es un proceso: el Espíritu Santo lo va realizando a medida que nos va configurando con Jesús. "Estar" con Él; "recoger" con Él. Ésta es la propuesta del Señor hoy para que vayamos reconduciendo la multiplicidad a unidad, el ruido a silencio, la dispersión a concentración. 


Vamos a fijar nuestros ojos en Jesús rogándoLe que nos unifique en Él para que, desde la coherencia de vida, seamos artífices del Reino que ha venido a instaurar en el mundo para salvarlo. El fuego del Espíritu Santo operará esa transformación interior armonizando nuestros elementos dispersos en una amalgama transmisora del Amor que ha venido a traer a la tierra.