domingo, 13 de marzo de 2016

Aprendiendo a mirar

Hoy, el profeta Isaías nos transmite, de parte del Señor, unas palabras que llenan nuestro corazón de esperanza (43,16-21). La promesa de Dios de cuidar de sus elegidos -y eso somos cada uno de nosotros- viene precedida por una llamada: "No recordéis lo de antaño, mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?".

Pablo acogió esta llamada y, como nos dice en su carta a los Filipenses (3,8-14), sólo busca una cosa: correr hacia la meta, Cristo, olvidándose de lo que queda atrás y lanzándose hacia lo que está por delante. Esta misma es la propuesta de Jesús tras preguntar a la adúltera por la condena de sus acusadores (Jn 8,1-11): "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante, no peques más".

El que hace nuevas todas las cosas nos da Su gracia para que aprendamos a "mirar" lo Su obra. Esa novedad que nos promete se está fraguando ya y, si estamos atentos a lo que hace en nuestra vida y en la de los demás, la descubriremos. La disposición que este hallazgo exige es que nos liberemos de lo de antaño, que no nos dejemos atrapar por lo que pasó pensando que aquello era mejor que esto. Porque con ese "permanecer" en lo viejo anulamos la gracia que recibimos del Señor para descubrir lo nuevo.


Ojalá que tú y yo nos dejemos conducir por el Espíritu para descubrir lo que ya está brotando; ojalá nos dejemos enseñar por Él para aprender a "mirar" dejándonos seducir por lo que está delante. Porque es eso precisamente lo que nos lleva a alcanzar nuestra meta: Jesús Resucitado.