martes, 15 de marzo de 2016

Creer salva

Cuando los israelitas caen en la cuenta de que han ofendido al Señor hablando contra Él y contra Moisés, acuden a éste para que interceda por ellos y les alcance el perdón. Así lo hace este amigo de Dios y el Señor les procura el remedio para las picaduras de serpiente (Números 21,4-9).

Tampoco nosotros respondemos al amor de Dios como Él espera, pero hay Uno que siempre hace lo que le agrada y que intercede continuamente por nosotros ante el Padre: Jesús. Y, como Él mismo nos dice en el Evangelio de hoy, basta con que creamos en Él para que no muramos por nuestros pecados (Jn 8,21-30). 

Sí, el Señor cargó con nuestras culpas y nos ha obtenido el perdón del Padre. En la Cruz, el lugar donde experimentó el Señor la mayor oscuridad y abandono más desolador, han sido clavadas nuestras infidelidades y borradas para siempre. Porque Dios ya no las ve; sólo ve el sacrificio del Hijo. Creer esto es lo que nos salva; mirar a Cristo es lo que sana nuestras enfermedades y nos devuelve la salud. El que fue traspasado por la lanza, nos ha alcanzado del Padre el Espíritu Santo que va descubriendo en nosotros Su imagen para alegría del Padre.