martes, 29 de diciembre de 2015

Una invitación a optar

El anuncio de Simeón a María en la escena de la purificación que nos presenta hoy el evangelio (Lc 2,22-35) nos recuerda que Jesús será una bandera discutida: aceptar o rechazar el nuevo modo de vida de los hijos de Dios que Él viene a inaugurar pondrá en claro la actitud de muchos corazones.

Sí, con Jesús no caben las medias tintas. El encuentro con Él implica siempre una decisión: optar por seguirLe o darLe la espalda. Porque quizá durante algún tiempo se puede hacer compatible su seguimiento con determinados comportamientos que desdicen de quien lleva el nombre de cristiano, pero esta situación termina quebrándose: la incoherencia y la mediocridad no se sostienen durante demasiado tiempo.

Para ser cristiano no basta con llamarse así. Es necesario vivir como nos enseña el Señor. Para esto contamos con su gracia que nos mantiene en el amor si nos disponemos a acogerla.

La alegría de María se vio aquel día nublada por la profecía del anciano. Cada vez que uno de los redimidos por su Hijo rechaza su redención la espada de dolor atraviesa el corazón de la Madre; la decisión por Cristo será sostenida por Ella que, con su "Sí", inauguró una forma de vivir nueva y revolucionaria: la que Dios hecho Hombre vivió para marcarnos el camino.