martes, 8 de diciembre de 2015

¡¡¡Gracias, Madre!!!

Hoy es un día para dar gracias a Dios por Nuestra Madre, porque a Ella debemos la inauguración de la nueva creación. Sí, con María y en María comienzan a verse los frutos granados de la salvación que el Dios-con-nosotros vino a traer a la tierra haciéndose uno de los nuestros.

Y hoy, mirando a la lectura del Génesis (3,9-15.20.), tenemos de dar gracias con la Virgen por la bondad de Dios que hizo de la desobediencia de nuestros primeros padres ocasión para darnos al Redentor que llevaría a la humanidad a la altura, jamás imaginada ni soñada, del mismo Dios. Porque en Jesús el Padre nos hizo partícipes de su naturaleza divina.


Gracias contigo y por ti, Madre nuestra, porque tu "Sí" hace posible, alienta, sostiene nuestros pobres "síes"; esos que tratamos de pronunciar muchas veces cada día a las llamadas de Dios pero que son tan pobres, tan raquíticos, tan pequeños... Gracias, Madre, porque por el tuyo se hacen consistentes, auténticos... capaces de Dios.


Sí, Madre, tu "Sí" hace en cada uno de nosotros posible el milagro de engendrar a Jesús aceptando Su Palabra y de darlo, como tú misma nos los diste y nos lo sigues dando, a los que tenemos alrededor. Porque tu "Sí", que sostiene los nuestros, nos enseña y ayuda a dejarnos transformar por esa Palabra que meditamos, viva y eficaz para realizar lo que pronuncia, en eso que contemplamos, Jesús, tu Hijo y Hermano nuestro por tu generosidad inmensa.

Hoy queremos pedirte, Madre Inmaculada, que nos regales un poquito de tu docilidad al Espíritu para dejarnos transformar por Él en otros "cristos"; hoy deseamos que nos des tu mirada maternal para descubrir a tu Hijo en los de cerca y en los de lejos.

¡¡¡Felicidades, Madre Inmaculada!!! Gracias por haber hecho posible la re-creación de todo lo que salió de las manos del Creador. Gracias porque esa re-creación ha superado a la primera y tú eres su aurora.