jueves, 3 de diciembre de 2015

Para entrar en la Ciudad de Dios

Isaías nos habla hoy de que la confianza en el Señor es el mejor fundamento para la vida del hombre (26,1-6). La confianza es la llave que abre la ciudad fuerte que el Señor ha construido para nosotros. Y esa ciudad, protegida por murallas y baluartes, será conquistada por ti y por mí gracias a los frutos de esa confianza en Quien nunca defrauda. El profeta señala dos: un ánimo firme y una paz que se mantiene a pesar de todos los pesares.

Jesús, en el evangelio de Mateo (7,21.24-27) nos dice cómo entrar en esa Ciudad de Dios: haciendo la voluntad del Padre. ¿Cómo descubrirla y cómo realizarla? La descubriremos en su Palabra que meditamos cada día. Esa Palabra es viva. El mismo Espíritu que la inspiró iluminará los ojos de nuestro corazón cuando la leamos para que podamos aplicarla a nuestra vida de hoy y ahora. Además, esa Palabra es eficaz: realiza lo que significa porque es Palabra de Dios. Para producir sus efectos sólo necesita que le des tu consentimiento. Así que más que realizar la voluntad de Dios es permitir que ésta se cumpla en nosotros...

La confianza en la Palabra viva que es Jesús y que se nos da y se nos comunica haciéndonos interlocutores válidos del mismo Dios, dará firmeza a nuestro ánimo y paz en lo más hondo de nosotros mismos. Esa Palabra, Jesús, nos dirá cómo vivir en la voluntad del Padre edificando nuestra vida, si le dejamos, sobre la Roca que es Él mismo. Así, venga lo que venga, no vacilaremos y nos sentiremos seguros y protegidos en esa ciudad fuerte que ha construido para nosotros.