martes, 1 de septiembre de 2015

El poder de Su palabra

Vamos a descansar y disfrutar en y con la verdad que nos recuerda el evangelio de hoy (Lc 4, 31-37): la palabra de Jesús es omnipotente y realiza siempre lo que pronuncia. 

Sin embargo, esta palabra es humilde hasta el extremo y, cuando se dirige al hombre, pide "permiso" a su destinatario para cumplirse. Tal y como ocurrió con nuestra Madre, cuando Jesús quiere hacer algo en tu vida y en la mía, nos consulta para ver si estamos dispuestos a dejarLe hacer... El Señor nunca, ¡jamás!, entra sin llamar... Ésta es una de las múltiples facetas del misterio insondable de la libertad del hombre, que es libre por expresa voluntad de Dios.

La palabra de Jesús es una palabra exigente que siempre nos ayuda a crecer, a dar más de sí, a llegar un poquito más lejos. Y, a medida que vamos respondiendo a su llamada, vamos configurando nuestra propia identidad, vamos siendo quienes realmente somos.

Jesús, haznos capaces de escuchar esa palabra tuya que nos da la clave de nuestra más íntima realidad. Queremos escuchar de tus labios quiénes somos real y verdaderamente. Deseamos con toda el alma que tu sueño sobre nosotros se cumpla. Pronuncia esa palabra sobre nosotros, Señor, y concédenos la gracia de dejarnos esculpir por ella para que produzca en cada uno lo que significa y así lleguemos a ser quienes realmente somos.