sábado, 12 de septiembre de 2015

Edificando sobre roca

Hoy, en Lc 6,43-49, Jesús nos invita a edificar nuestra propia vida sobre los cimientos más sólidos que existen: su Palabra.

Como el Señor afirma, no basta con que nos acerquemos a Él y escuchemos sus palabras. Es necesario dar un paso más. Ese paso consiste en ponerlas por obra.

Vivir atentos a lo que Jesús nos dice y dejarnos ayudar por su Espíritu para que eso que escuchamos llegue a ser una realidad en nuestra vida, es el secreto para hacer de ésta algo sólido, fuerte, capaz de resistir los envites de sufrimientos, dificultades, límites, carencias... Todo eso no podrá tambalearnos si nos hemos enraizado en Jesús, la Roca.

El Señor asegura que para tener una vida consistente hay que cavar y ahondar hasta dar con la roca sobre la que cimentar el edificio de la propia existencia. Jesús vive en lo más hondo de ti y de mí; es más íntimo a nosotros que nosotros mismos. Por eso la aventura que nos propone es que cavemos en nuestro interior hasta dar con Él. 

Pienso que en ese "cavar" consiste la vida espiritual. Cavamos haciendo silencio y rumiando las palabras de Jesús. Cuando hacemos esto dejamos espacio al Espíritu Santo para que nos vaya modelando según el Modelo que es Cristo. Así, las palabras del Señor son como el cincel en manos del escultor que saca de la piedra informe una bella escultura. De este modo va el Espíritu Santo edificando nuestra vida que, anclada y cimentada en el Señor, llegará a plenitud.

Ojalá tú y yo sepamos cavar y ahondar y poner nuestra seguridad en Jesús dejando nuestra vida en sus manos, haciendo descansar nuestro "edificio" en la Roca que es Él.