miércoles, 16 de septiembre de 2015

Todo lo ha hecho bien...

Vamos a hacernos eco de la queja de Jesús en el evangelio de hoy (Lc 7, 31-35) para dejar que nos sacuda en lo más hondo acogiendo su interpelación.

Tú y yo también somos como la generación de Jesús: nada nos parece bien; a todo ponemos pegas. Y esto a todos los niveles. Y, si bien es cierto que prácticamente todo es mejorable, este hecho no debe ser obstáculo para descubrir en cada acontecimiento, en cada persona, suceda como suceda y sea de la forma que sea, una llamada del Señor que nos invita a mejorar, que nos ayuda a crecer si estamos dispuestos a acogerla y secundarla.

Porque Jesús está pendiente de cada detalle de tu vida y de la mía; nada escapa a su mirada atenta y, porque es Dios, tiene el poder de sacar de absolutamente todo -lo grande y lo menudo que acontece en la cotidianidad- algo no sólo bueno sino buenísimo para ti y para mí en tanto que empleado por el Espíritu para irnos modelando según Jesús; para ir definiendo en nosotros su imagen que gana en nitidez a medida que asumimos todo lo que nos pasa por dentro y por fuera compartiéndolo con Jesús.

Hoy Le pido para ti y para mí que nos dé la Sabiduría que nos permitirá ver nuestra vida pasada y nuestro presente a la luz de la fe y, precisamente por eso, nos capacitará para descubrir que todo, absolutamente todo, está bien porque el que ha hecho bien todas las cosas se esmera de manera especial para que todo nos conduzca a la plenitud que es Él mismo.