jueves, 24 de septiembre de 2015

Escucha tu corazón...

Hablando de Herodes nos dice hoy Lucas en su evangelio (9, 7-9) que el rey se preguntaba quién sería Ese de quien oía tales cosas y tenía ganas de ver a Jesús.

Y es que el Señor se ha encargado de poner en lo más profundo de tu ser y del mío, del ser de cada hombre, el deseo de Él. Está ahí esperando a ser descubierto porque, como todo lo que procede de Dios, es discreto, escrupulosamente respetuoso con la libertad de su criatura.

La mayor aventura que cabe esperar en esta vida es emprender el ascenso -que también es descenso a lo profundo- animados por ese deseo que se deja descubrir en el silencio y la soledad y que crece a medida que le damos cabida en nuestro proyecto vital.

De ti y de mí depende secundarlo con rectitud y limpieza de corazón para no hacerlo objeto de mera curiosidad, como le ocurrió a Herodes, para dejar que brille en todo su esplendor ofreciéndonos la luz que nos permitirá ir en pos de él. Ojalá tú y yo nos atrevamos a escuchar hoy este deseo de Dios y nos pongamos en marcha haciéndolo el protagonista de este día que nos ha regalado el Señor para ser felices dándole gloria.