viernes, 21 de agosto de 2015

Nuestro Dios es fiel

La primera lectura de hoy (Rut 1,1. 3-6. 14b-16. 22.) nos recuerda la historia de fidelidad de dos mujeres que unen sus destinos para siempre porque saben reconocer la una en la otra el don de Dios. Esta fidelidad que permanece aún en momentos difíciles es imagen de la fidelidad de Dios.

Te invito a que eches un vistazo a tu vida después de pedir su luz al Espíritu Santo para que ilumine ante los ojos de tu alma los caminos que has transitado. Él te hará ver, con total seguridad, que Jesús, el caminante eterno, ha permanecido siempre a tu lado.

Entonces surgirá espontánea la acción de gracias y nuevas luces arrojarán su haz sobre tu pasado y tu presente haciendo posible lo que Jesús nos pide a ti y a mí en el evangelio de hoy (Mt 22, 34-40). Ese amor exclusivo a Dios y, por Él, a nuestros hermanos sólo puede darse en base al amor con que Él nos ama. Ponte en tu presencia y descubrirás que siempre, siempre, Jesús nos da primero lo que luego nos pide. DaLe gracias porque nuestra respuesta a sus requerimientos va incluida indefectiblemente en eso que solicita de ti.


Dile hoy con Rut: "No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, yo iré; donde tú vivas, yo viviré...". Y abre después muy bien los ojos para descubrirlo en esa persona que camina junto a ti en tu retorno a la Casa del Padre.