martes, 18 de agosto de 2015

El ciento por uno

El evangelio de hoy (Mt 19, 23-30) nos anima a no desfallecer ante las dificultades en el seguimiento de Cristo ya que, por grandes que éstas sean, es Jesús mismo quien nos dice que Dios lo puede todo. 

También a veces tú y yo hemos dicho al Señor lo que en esta ocasión le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar?". Conocemos la respuesta del Señor a esta pregunta: magnánima, como todo lo que viene de Él.

Algo parecido, aunque en distinta dirección, sucedió con Santo Tomás de Aquino: en esta ocasión fue Jesús quien se mostró deseoso de dar algo al bueno de fray Tomás. Escribía por entonces la tercera parte de la Suma de Teología que trata de la pasión y resurrección de Cristo y de los sacramentos. Pero no sólo escribía sino que pasaba largas horas en oración. Un día que oraba ante el crucifijo escuchó del Señor esto: "Tomás, has escrito muy bien sobre mí; ¿qué recompensa quieres por tu trabajo?" A lo que el Aquinate respondió sin titubeos: "Sólo a Ti, Señor".

¡¡¡Sólo a Ti, Señor!!! ¡Qué sensibilidad la de Tomás! ¡Qué intuición y qué amor tan grande demostró a Jesús con esta respuesta! ¿No supera esta petición con mucho a todas las necesidades y deseos que podamos imaginar? ¿Por qué pedimos al Señor "cosas" en vez de pedirLe que se nos dé Él mismo? 

Jesús, nosotros, que procuramos seguirte y que, para eso, luchamos por dejar lo que nos impide hacerlo, queremos pedirte hoy sólo una "cosa": que nos hagas capaces de poseerte y de dejarnos poseer por Ti. ¡¡¡Sólo te queremos a Ti, Señor!!!