sábado, 29 de agosto de 2015

La alegría de dar para recibir

Con la parábola de los talentos Jesús nos recuerda que nos ha regalado unos dones y la gracia para ponernos en marcha haciéndolos fructificar (Mt 25,14-30). Este "trabajo", que comienza por un descubrimiento de lo que nos ha sido dado para bien propio y de los demás, continúa prestando atención a la voz del Maestro que resuena en lo más profundo de nosotros mismos y que nos indica cómo hacer para que se multiplique lo que gratuitamente hemos recibido.


Hoy te animo y me animo a pedir la asistencia del Espíritu Santo para descubrir esos regalos de Dios en nosotros mismos y en los demás de manera que nos pongamos manos a la obra para emplearlos haciendo más agradable la vida a los que nos rodean ya que esos dones nos han sido dados para el servicio. Reconocerlos nos llevará a agradecerlos y, estoy segura, a no exigirnos a nosotros mismos ni a los demás más de lo que podemos y pueden dar. Porque, si Dios no pide a todos igual, ¿vamos a exigir tú y yo lo que Él no exige?