miércoles, 12 de agosto de 2015

La fuerza de la oración

Hoy el Señor nos anima en el evangelio (Mt 18, 15-20) a orar en la seguridad de que el Padre nos dará lo que pedimos: Jesús mismo es el garante de esta promesa...

El que nunca miente porque es la Verdad plena afirma con rotundidad que, cuando dos se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, serán escuchados. Si Él no miente, ¿por qué no obtenemos lo que pedimos?

Puede que lo hagamos sin fe; puede que no acertemos a pedir eso que nos conviene... ¿Qué pedimos tú y yo a Jesús cuando oramos? En Lc 11,13 el Señor nos dice que, si nosotros que somos malos damos cosas buenas a nuestros hijos, cuánto más nos dará el Padre el Espíritu Santo cuando se lo pidamos... El Espíritu Santo, ese gran desconocido; el que opera sin cesar en nosotros para hacernos más y más semejantes al Hijo; el que no deja de actuar en una discreción que pasa desapercibida a nuestros sentidos abotargados por el ruido, las prisas, el egoísmo... Él es el gran Don que recibimos del Señor por voluntad del Padre. 

¡¡¡Qué pena que no advirtamos que es ese Don el que debemos pedir!!! ¡¡¡Si acertáramos a descubrir que teniéndolo a Él lo tenemos todo!!! Porque el Espíritu gime dentro de nosotros y Él sí que sabe pedir lo que nos conviene...