sábado, 10 de octubre de 2015

Una promesa que se cumple siempre

Jesús nos dice hoy que podemos ser igual de dichosos que su Madre si, como Ella, escuchamos la Palabra de Dios y la cumplimos (Lc 11,27-28) ¡¡¡Qué bueno es el Señor haciendo posible que esto se haga realidad en tu vida y en la mía!!! Sólo basta con quererlo; querer con toda el alma vivir de Él que es Palabra y Eucaristía. Basta con querer; Él se encarga del resto…


El profeta Joel (3,12-21) nos recuerda que el Señor nos protege porque somos su pueblo y que nos dará no sólo lo que necesitamos para vivir, sino mucho más: bienes espirituales y materiales que serán ocasión para ensanchar el corazón en una acción de gracias continua. Pero sin duda lo mejor es que Él mismo vendrá a habitar –ya lo hace- dentro de ti y de mí siendo nuestro alimento y nuestra delicia. Pido para ti y para mí que redescubramos esta verdad en el día que acabamos de estrenar cogidos de la mano de María, el Tabernáculo que acogió al Verbo dándoLe carne y sangre, haciendo posible que Dios fuera uno de nosotros. ¡¡¡Feliz sábado!!!