lunes, 26 de octubre de 2015

Jesús se adelanta

Nos cuenta hoy san Lucas (13,10-17) la curación de una mujer encorvada mientras Jesús predicaba un sábado en una sinagoga.


El relato tiene una variante fundamental con el que leíamos ayer: Bartimeo tomó la iniciativa para ser curado de su ceguera y su fe le devolvió la vista; la mujer encorvada no pidió nada. Fue vista por Jesús y llamada por Él para escuchar de sus labios un "mujer, quedas libre de tu enfermedad".


Imagino su sorpresa: quizá ni se le había pasado por la cabeza pedir su curación; quizá sí, pero algo la frenaba. ¿Vergüenza? ¿Respetos humanos? También Jesús vio esto, como vio el sufrimiento prolongado de la larga enfermedad que la fue recluyendo y marginando... Jesús la vio y actuó.

¡Qué difícil nos resulta a veces verbalizar lo que nos sucede! ¡Cuánto nos cuesta sufrir las limitaciones impuestas por una enfermedad o una situación cualquiera! Y es que es duro asumir la propia debilidad.

Me sale proponerte algo: perseverar en esa circunstancia desagradable resistiendo a la tentación de la rebeldía o pidiendo perdón cuando nos rebelemos. Vamos a intentar vivirla con paz sin escondernos de la mirada de Jesús. Él nos liberará de eso que nos mantiene inclinados hacia el suelo. Jesús se encargará de enderezarnos para que podamos leer eso que nos hace sufrir con los ojos puestos en Él.