jueves, 12 de mayo de 2016

Unidad en la diversidad

La oración de Jesús que nos transmite Juan hoy en su Evangelio (17,20-26) es una súplica al Padre para que todos seamos uno en Él.

Ser uno... la gran pasión de Jesús; su testamento hecho oración... Esta unidad ansiada por el Señor es una unidad que no uniforma porque ama la diversidad. Basta con mirar a Su creación para observar esto: ¡¡¡qué variedad de especies de animales y plantas, de minerales y de astros...!!! ¡¡¡Qué derroche de colores, perfumes y sabores!!! ¡¡¡Qué abundancia de dones diversos!!! Y todo eso es uno en su alabanza al Creador porque cada cosa, siendo lo que es, da gloria al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.

En el seno de Dios mismo encontramos esa diversidad: nuestro Dios es Uno y Trino. Tres Personas, perfectamente distintas, y un solo Dios que llegará a ser todo en todos cuando llegue el final de este tiempo que ahora vivimos.

La unidad de todos nosotros es posible porque es un deseo de Dios y Sus deseos se cumplen siempre, siempre, siempre. Esa unidad se realiza en el Amor, en el Espíritu, que pone armonía en la diferencia haciendo que cada cosa dé lo mejor de sí misma en bien de todo el conjunto. Sí, es el Amor que el Padre tiene al Hijo el que está en nosotros procurando esa unidad en la diversidad que respeta las diferencias.

Vamos a aprender de Dios; vamos a disfrutar con lo diferente sabiendo que precisamente eso es una fuente de riqueza inagotable que nos muestra cómo es Dios.