miércoles, 18 de mayo de 2016

Por todos dio Su Vida

El celo de Juan le lleva a querer impedir a uno actuar en nombre de Jesús porque no era de los suyos (Mc 9,37-39). Y Jesús le corrige porque, afirma, nadie que haga milagros en su nombre puede luego hablar mal de Él.


A ti y a mí nos sucede igual: tendemos a hacer grupos y clasificaciones "apartando" a los que juzgamos extraños. Pero el Señor nos enseña que ningún hombre es extraño para Él: por todos murió y para todos resucitó. Porque todos somos del Señor, que ha pagado un elevado precio para darnos una vida abundante que nunca acaba.


El mundo entero es Suyo; cada ser que alienta es de Jesús porque todo fue creado por Él y para Él y el Señor se encarga de conducir todo lo que existe a su plenitud haciéndole participar de su propio destino glorioso.

Ojalá que tú y yo aprendamos a mirar a todos y todo desde esta perspectiva: todo pertenece al Señor y todo es Suyo. Ojalá dejemos de hacer clasificaciones y grupos a los que agregar o rechazar, porque en el Corazón de Cristo cabe todo el mundo sin ningún tipo de excepción.