viernes, 27 de mayo de 2016

Somos Casa de oración

Hoy, Jesús nos revela a través de Marcos lo que somos para Él (11,11-26). Porque lo que dice refiriéndose al Templo de Jerusalén antes de expulsar de él a los mercaderes, bien puede aplicarse a ti y a mí ya que el Señor, el Templo verdadero, es nuestra Cabeza y nosotros somos su Cuerpo.

En ti y en mí, inhabitan las Tres Divinas Personas. El Señor mismo nos lo ha dicho. Y es este misterio insondable, inabarcable y profundo, el que nos revela quiénes somos realmente: por gracia inmerecida somos templo del Espíritu Santo, hogar del Dios Uno y Trino.

Jesús nos recuerda en el Evangelio de hoy que la Casa de Dios es Casa de oración para todos los pueblos. ¡¡¡Casa de oración!!! ¿Te das cuenta? ¿Cómo ser esto realmente?, podemos preguntarnos. En cada uno de nosotros se realizará esta vocación de diferente manera, porque muchos son los dones y carismas que el mismo Espíritu nos regala para gloria de Dios. Presta atención a su voz -¡nos habla de tantas maneras!- y descubrirás de qué modo ora Él en ti haciéndote lo que en verdad eres: Casa de oración para todos los pueblos. Descúbrelo y disponte, con su gracia, a estorbar lo menos posible...