miércoles, 11 de mayo de 2016

Espíritu Santo y Palabra

En la lectura de los Hechos que la liturgia nos propone hoy (20,28-38), San Pablo, despidiéndose de los discípulos de Éfeso, les dice que los deja en manos de Dios y de Su Palabra, que es gracia y tiene poder para construirlos y darles parte en la herencia de los santos. Éste es el poder de la Palabra porque la Palabra de Dios es eficaz y produce lo que significa; la Palabra es Dios mismo, el Verbo, que se nos da en y a través de la revelación contenida en la Sagrada Escritura.

Toma entre tus manos esa Palabra viva que cumple la misión recibida del Padre por medio del Espíritu Santo: Él, con su acción continua en tu interior, te recuerda lo que Jesús ha dicho y te da su luz para que puedas actualizar ese mensaje y aplicarlo a tu propia vida.

Sí, El Padre continúa dándonos al Hijo en Su Espíritu... Acoge la Palabra; déjate interpelar por Ella; ofrécete con docilidad a la acción del Espíritu en ti... y tu vida cambiará de manera radical.