sábado, 28 de mayo de 2016

Un tiempo para cada cosa

Hoy Jesús nos da una lección de saber estar, de prudencia al responder a sus adversarios (Mc 11,27-33). Ellos, que quieren poner veto a su actuación -están viendo cómo el Señor les va ganando terreno-, deciden acorralarlo pidiéndoLe cuentas: dinos con qué autoridad haces esto, exigen con descaro al Maestro.

Jesús no se altera sino que entra en su juego y les propone un "trato" para contestar a su demanda. Sí, Jesús es Señor de todo; por Él y para Él han sido hechas todas las cosas que se mantienen en Él. Jesús, Señor de la Historia, es también Señor de todas las circunstancias: hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Y, lo mejor de todo esto, es que, como todo lo Suyo es también nuestro, nos deja participar de este señorío.

No te arredres ante nada ni ante nadie. El Espíritu Santo es tu Defensor y está siempre contigo, atento a cada movimiento de dentro o de fuera para asistirte con Su gracia. PídeLe consejo cuando no sepas qué hacer, cómo actuar, si hablar o callar, si intervenir o mantenerte al margen. Él te dirá en cada momento  qué es lo oportuno. Porque no siempre merece la pena gastar nuestras energías en cosas que no son estrictamente Dios y lo que se refiere a nuestra relación con Él. Pide al Espíritu el don de discernimiento para descubrir, en lo concreto, que cada cosa tiene su tiempo y que hay un tiempo para cada cosa.