lunes, 16 de mayo de 2016

El Señor suple

Esta mañana escuchamos una queja que se escapa de los labios del Señor: parece que la falta de fe de sus discípulos le desanima y agota (Mc 9,13-28). No han sido capaces de liberar a un sordomudo de un demonio que le poseía... porque no tienen la fe suficiente para vencer ese poder que subyuga al joven.

Entonces, el Señor, se dispone a curarlo. Su decisión parece firme aún antes de que el padre del muchacho pida, en un grito, que aumente su fe para poder ver a su hijo liberado. Pero es cuando este hombre pide Su ayuda cuando el Señor hace el milagro.

¡Qué bueno es Jesús! ¡Siempre dispuesto a suplir nuestras deficiencias! Acude a Él con confianza cuando algo se te haga insuperable, cuando parezca que las dificultades y obstáculos han ganado la partida. Y preséntate ante Él con tu pobreza. Porque eso es la falta de fe: una pobreza que nos impide obtener eso que Jesús quiere darnos. Entonces verás el milagro que tu corazón desea porque el Señor siempre, siempre, suple lo que nos falta para que nuestra alegría, que es la Suya, sea completa.