lunes, 9 de noviembre de 2015

Todo lo hace Él...

Meditando esta mañana la primera lectura que la liturgia nos propone (Sabiduría, 1,1-7) he pensado que, de algún modo, era preparación para el evangelio de hoy (Lc 17, 1-6). 

He caído en la cuenta de esto al escuchar la petición de los apóstoles después del mandato del Señor acerca del perdón al hermano: "Auméntanos la fe".

Y pensaba cuál sería el papel de la fe en esta cuestión. La pregunta me ha devuelto al fragmento del Libro de la Sabiduría en el que el Señor nos dice que nos pongamos a salvo de los razonamientos sin sentido y de la maldad porque Él se encargará de corregir al que hiere.

Aunque pensemos que perdonamos, en realidad es Jesús quien perdona en ti y en mí ya que para nosotros esto del perdón es "misión imposible". ¿Cómo dejarlo perdonar? Luchando por apartar de nuestra memoria la ofensa tantas veces como este recuerdo intente asaltarnos. Sólo hace falta este pequeño esfuerzo de nuestra parte con el que, además, conseguiremos no darnos demasiada importancia. Lo demás corre por cuenta del Señor: Él nos regalará los beneficios de este perdón, que también le pertenece, y se encargará de corregir a quien nos ofendió... a su debido tiempo y en la forma realmente eficaz. Porque el que ofende también es su hijo... Esto está en su mano y es Él quien debe hacerlo.

Creernos que el juicio corresponde a Dios y que Él hará lo que tenga que hacer es cuestión de fe. Así que, tras "ponernos a salvo" de quienes pueden hacernos daño con astucia e inteligencia marcándoles el límite que bajo ningún concepto podrán traspasar si nosotros no les dejamos, toca dejar todo en manos del Señor para que Él lo gestione a su manera. Te aseguró que lo hará perfectísimamente bien como todo lo que hace.