viernes, 13 de noviembre de 2015

Dios en todo

La lectura del libro de la Sabiduría que la liturgia nos propone hoy (13, 1-9) nos recuerda que la más triste de las ignorancias consiste en no ser capaces de conocer a Dios partiendo de las cosas buenas que están a la vista. Sí, son muchos los que, a pesar de saber muchas cosas y saberlas bien, no han descubierto antes a su Señor.

Los que hemos tenido la inmensa suerte de conocerLe, también podemos olvidarnos fácilmente de elevar a Él nuestro corazón cuando contemplamos la belleza que nos rodea. Porque, si te fijas bien, vivimos envueltos en la belleza del misterio de la vida. 

Ojalá no nos acostumbremos a la perfección y el aroma de una rosa, a una puesta de sol o a un amanecer, al mar, a los niños que crecen a nuestro lado y a los ojos de los que nos rodean que son ventanas abiertas al misterio que los habita. Que todo nos sirva para entonar una acción de gracias que nos lleve a amar más y más al Creador de todas las cosas que ha querido hacerse Hombre para caminar junto a nosotros sosteniéndonos en la fatiga y alentándonos en nuestras luchas.