jueves, 5 de noviembre de 2015

Dejándonos encontrar...

Al meditar la parábola de la oveja perdida que nos propone hoy el evangelio (Lc 15,1-10) no he podido evitar el recuerdo de tantas veces en las que Jesús ha salido en mi busca para hacerme sentir su cercanía y, sobre todo, su providencia amorosa.

Quizá ni tú ni yo hayamos tenido grandes conversiones en nuestra vida. Pero estoy segura de que no siempre hemos estado igual de cerca del Señor. También puede que hayamos tardado en encontrar ese lugar que nos facilita entregarnos del todo a Él. Y, aún habiéndolo encontrado, ¡cuántas veces a lo largo del día "nos alejamos"!

Pienso que estos alejamientos toman la forma del desánimo ante nuestras debilidades y las de los demás, del cansancio en nuestro seguimiento de Jesús, de la pereza que nos hace retrasar nuestra respuesta a sus llamadas... En todas esas circunstancias el Buen Pastor sale a nuestro encuentro en la Eucaristía, en su Palabra, en esa persona de la que se sirve para hacernos retornar al lugar que nos corresponde... 

Párate y piensa en tu vida para agradecer al Señor sus "búsquedas". Y hoy no te olvides de "ponerte a tiro" para dejarte encontrar por Él. ¿Cómo? Escucha al Espíritu y, estoy segura, Él te lo dirá. Sólo tienes que prestar un poco de atención a lo que pasa a tu alrededor.