lunes, 25 de enero de 2016

Paso a paso

En el Evangelio de hoy, día en que celebramos la conversión de San Pablo, Jesús nos llama a ti y a mí, como llamó un día al Apóstol de los gentiles, para que proclamemos su Buena Noticia a todo el mundo (Mc 16,15-18).

¿Cómo anunciar el Evangelio a toda la creación? Jesús, que es Quien nos envía, tiene una respuesta para cada uno. Pero es necesario que Le preguntemos para que nos la revele. Así lo hizo Saulo de Tarso cuando iba camino de Damasco.

La respuesta del Señor a la pregunta del que entonces era perseguidor de los cristianos puede sorprendernos. Porque no es la del Señor una contestación rápida y completa. Esto habría sido lo más "eficaz" según nuestra mentalidad ávida  de obtener resultados de manera inmediata, sin "pérdida de tiempo". El Maestro no actúa así, sino que envía a su elegido a Ananías para que éste le vaya diciendo. Comienza entonces para Pablo un tiempo de preparación para su misión.


Sí, la respuesta a la tarea que el Señor ha encomendado a cada uno es una respuesta dilatada en el tiempo que se va concretando a lo largo de la vida. Basta con cultivar la intimidad con Él y estar abiertos a su proyecto de amor sobre nosotros y sobre todos los hombres para ir descubriendo qué camino seguir.


"¿Qué debo hacer, Señor?", le pregunta el judío de Tarso. Y Jesús le revela el siguiente paso que debe dar. Así hace hoy el Señor contigo y conmigo si nos paramos a preguntarLe. Puedes estar seguro de que te dará la luz suficiente para avanzar un poco más en el camino de su voluntad.