Si ayer
decíamos que Jesús hablaba con autoridad porque llevaba una vida coherente hoy
en el evangelio vemos esa realidad hecha actos concretos.
Todo el
mensaje de Jesús se puede resumir en un apalabra: AMOR. Amor a Dios y amor al
prójimo. “Curó a muchos enfermos de
diversos males y expulsó muchos demonios”
“Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar”, leemos en el evangelio de hoy.
Jesús
cura a los hombres porque ama. También nosotros podemos parecernos a El si
tratamos de ayudar a quien está cerca de nosotros, amigos, vecinos, hijos,
gente que se cruza en nuestro camino. En ocasiones una simple palabra, una
sonrisa son curativas, alivian la soledad que alguien puede estar sufriendo y un
sinfín de cosas.
