lunes, 6 de junio de 2016

Una lógica que nos supera

La lectura del primer libro de los Reyes (17,1-6) nos muestra el cuidado de Dios para con Elías en el desempeño de su misión. El profeta confió en la palabra del Señor, le obedeció, y pudo experimentar en su propia vida cómo la providencia de Dios, generosa, magnánima, se volcó en él.

Si alimentamos la confianza en el Señor, que aumenta al meditar Su Palabra -Ella nos enseña cómo es y cómo actúa-, veremos que es Él Quien nos sostiene, Quien cuida de nosotros, Quien nos da la gracia para realizar la tarea que nos ha encomendado. 

El espíritu de las bienaventuranzas, propuestas en el Evangelio de hoy (Mt 5,1-12), apunta en esta dirección: creer que lo que el Señor nos pide nos lo ha dado antes; confiar en que Su Palabra es verdad porque Él es la Verdad de Dios. Confiar sin dejar de pedirLe que cambie nuestra mente y nuestra manera de ver y entender el mundo; que le dé la vuelta como un calcetín para que podamos entrar en Su lógica, esa que nos parece una utopía inalcanzable si la contemplamos desde nuestros pobres y raquíticos criterios humanos. Así seremos felices, porque abrazar la lógica de Dios es alcanzar la felicidad verdadera.