domingo, 12 de junio de 2016

Una fidelidad inquebrantable

Vamos a disfrutar hoy meditando la fidelidad del Señor, que no se cansa de perdonar. Vemos una prueba de ella en la primera lectura: aunque el rey David ha hecho lo que el Señor reprueba, Natán le anuncia de parte de Dios que ha sido perdonado (2Samuel 12,7-10. 13). También Jesús, en el Evangelio, perdona sus muchos pecados a la mujer, que llora a sus pies, porque ha amado mucho (Lc 7,36 - 8,3). 

El Señor nos da la clave: el amor, demostrado en nuestras pequeñas y frágiles manifestaciones, es el que alcanza el perdón de quien confía en la misericordia de Dios y reconoce con honradez su propio pecado, tal y como hizo David.


¡¡¡Ánimo!!! Vamos a dar gracias a Dios por Su fidelidad; vamos a pedirLe Su gracia para reconocer lo que nos aparta de Él; vamos a demostrarLe con hechos y de verdad que Le queremos con toda nuestra alma. No nos cansemos de pedir perdón a Quien nunca se cansa de perdonar. Porque tú y yo fallamos una y otra vez, pero la fidelidad del Señor es inquebrantable.