sábado, 4 de junio de 2016

Dios ve el corazón

Contemplamos hoy a Jesús sentado frente al cepillo del Templo (Mc 12,38-44). Ante Sus ojos desfilan todos los que van depositando allí sus ofrendas. De todas esas personas, sólo una llama la atención del Señor: la pobre viuda que echa en el cepillo todo lo que tiene para vivir. Es entonces cuando el Maestro llama a los suyos para enseñarles a mirar de otro modo.

Sí, Jesus ve más allá: Su mirada penetra hasta lo más hondo de las personas; no se queda en la superficie. Nosotros, ayudados por Su gracia, aunque no lleguemos tan hondo podemos, al menos, pensar que lo que vemos no siempre se corresponde con la realidad profunda que sostiene lo que aparece ante nuestros ojos.

Vamos a pedir a Jesús que nos recuerde esto cada vez que vayamos a emitir un juicio. Y vamos a pedirLe también el coraje de aquella viuda que dio todo, sin guardarse nada, fiada en la providencia de Dios que jamás falla a los que en Él confían.