viernes, 12 de agosto de 2016

Una fidelidad inquebrantable

Hoy el Señor nos recuerda, a través de Su Palabra, que Su fidelidad es eterna, firme, consistente; es la Suya una fidelidad que permanece inalterable ante nuestras infidelidades permitiéndonos retomar una y otra vez la intimidad con Él después de haberla dejado perder.

Permite al Señor que te hable al corazón rumiando lo que te dice a través del profeta Ezequiel (16,1-15. 60. 63); disfruta interiorizando el Evangelio en el que nos habla de la indisolubilidad del matrimonio como imagen de Su fidelidad inquebrantable (Mt 19,3-12). Y decídete, al fin y de una vez por todas, a apostar por Su Amor incondicional para alcanzar la plenitud de tu propia humanidad.