miércoles, 31 de agosto de 2016

BuscarLe siempre; encontrarLe en todo y en todos

Hoy Lucas nos cuenta la curación de la suegra de Pedro y la actividad infatigable de Jesús devolviendo la salud a multitud de enfermos (4,37-44). Sí, el Señor no se ahorra esfuerzos ni repara después en su propio cansancio ante la necesidad de retirarse a orar para que la acción y las necesidades de los hombres no Le arrastren.

Así nos da ejemplo de generosidad para con todos recordándonos que esa generosidad nace y se alimenta de nuestra relación personal con Él. Porque en la medida en que cuidemos nuestra relación con el Señor, nuestra entrega será auténtica, veraz; no ocultará una inconfesable búsqueda de nosotros mismos impidiendo su objetivo: que en ella y por medio de ella busquemos y encontremos al Señor.

También tú y yo somos curados por Jesús muchas veces cada día. El Señor nos libera para que podamos darnos y ser Él Mismo ante los demás. Ojalá que, como hizo aquel día la suegra de Pedro, nos dispongamos con rapidez a servirLe después de haber recibido las gracias que continuamente nos regala.