miércoles, 5 de octubre de 2016

Misión, gracia y oración

Hoy San Pablo nos recuerda que el Señor confía a cada uno una misión y, para que la lleve a cabo como Él quiere, capacita a quien elige (Gálatas 2,1-2. 7-14).

También nos concede el Señor la luz que nos permite distinguir, a veces entre sombras, qué es lo que quiere de nosotros. Para acoger esta luz, para ponernos bajo el haz luminoso que el Espíritu Santo nos regala para que podamos seguir caminando, es necesario orar; orar siempre, orar sin desfallecer. 

Los apóstoles han sido llamados por el Señor y, como se saben depositarios de una misión, piden al Maestro que les enseñe a orar (Lc 11,1-4). Vamos a pedírselo tú y yo con insistencia a lo largo del día; vamos a dejarnos enseñar por el único Maestro. Él, que conoce nuestra debilidad, ha puesto en nuestros corazones Su Espíritu que clama por nosotros al Padre.