sábado, 15 de octubre de 2016

A quién acudimos?

El Evangelio de hoy (Mt 11,25-30) termina con la invitación del Señor para que acudamos a Él cuando estemos cansados y agobiados asegurándonos que será Él mismo Quien nos aliviará. Y continúa diciéndonos que aprendamos Su mansedumbre y Su humildad porque en ellas está el verdadero descanso.

A veces la vida nos coloca en situaciones difíciles y delicadas. En esos momentos sentimos que se estrecha el cerco y experimentamos una suerte de asfixia que amenaza con ahogarnos. ¿Has pensado alguna vez que quizá Jesús permita estas situaciones para que aprendas a buscar el alivio y el consuelo en Él, que es el único que puede proporcionártelos? 

Mira que las cosas no suceden porque sí y que todo, absolutamente todo, es utilizado por el Señor para atraernos hacia Sí. Él está deseoso de derramar sobre ti infinidad de dones y gracias que te perderías si no te acercaras al que es la Misericordia y el Amor infinitos. Ojalá que acudamos siempre a Él, en los buenos y en los malos momentos. Ojalá que nos dispongamos a recibir en nuestra pobreza todo lo que está dispuesto a darnos.