lunes, 26 de septiembre de 2016

Una lección importante

La primera lectura que la liturgia nos propone hoy es un fragmento del libro de Job (1,6-22) en el que se muestra cómo todo, absolutamente todo -hasta el maligno- está sometido al poder de Dios.

Esta verdad debe acompañarnos a lo largo de nuestra vida e ir tomando más y más consistencia en nuestro interior a medida que la experimentamos. Sí, nada ni nadie escapan al poder de Dios. Por eso, aunque en tantas ocasiones no entendamos qué sucede a nuestro alrededor o qué nos sucede por dentro, debemos repetirnos a nosotros mismos que nada sucede sin Su consentimiento.

Pero aún hay más, y es que si Dios es Padre, si es infinitamente bueno y misericordioso hasta el punto de haber entregado a Su Hijo único para que nos libre del pecado y de la muerte, no puede permitir que suceda ningún mal si no es para sacar de él abundancia de bien.

Esto es verdad. Toma si no la Sagrada Escritura y encontrarás esta verdad expresada de mil maneras y a propósito de las más variadas situaciones. Sólo falta que tú y yo nos lo creamos y que, suceda lo que suceda, de nuestro corazón salga siempre un acto de confianza plena en el Señor. Esto es lo que nos enseña Job. Ojalá que aprendamos bien esta lección.