Gracias, Jesús, por recordarnos que el secreto de una vida plena no es otro que hacerte partícipe de ella en lo pequeño y en lo grande, en lo que sucede en nuestro interior y en lo que ocurre a nuestro alrededor.
Hoy queremos pedirte la gracia de escuchar tu voz que nos llama desde allí, desde el hondón de nuestra alma, animándonos a contar contigo para todo. Queremos que tú seas nuestro primer interlocutor; aquel con quien compartir en primer lugar lo que nos llena de alegría y lo que nos hunde en la tristeza; quien primero nos escuche y nos consuele... Así aprenderemos el arte de vivir cara a ti recibiendo de ti la capacidad de vivir una vida plena que se desarrolla y descansa en tus manos, que se hace consciente de transcurrir oculta en tu Corazón.