Hoy nos relata el evangelio la escena de esos niños que se
acercan a Jesús a pesar del intento de los discípulos por mantenerlos alejados
del Maestro (Mc 10,2-16). Parece que la respuesta del Señor a la pregunta de los
suyos acerca de lo que acaba de explicar sobre la indisolubilidad del
matrimonio es, precisamente, el elogio a la sencillez de los pequeños que le
alegran con su presencia.
Vamos a acercarnos también tú y yo hoy al Señor con la
actitud del niño preguntándole todo lo que no entendamos de nuestra vida, de
los que nos rodean, de lo que sucede a nuestro alrededor. Sentados sobre las
rodillas de Jesús descubriremos que las cosas son mucho más sencillas de lo que
las hacemos y disfrutaremos la alegría de la sencillez de la vida que el Señor
nos propone y nos regala. ¡¡¡Feliz día de Domingo en Su Presencia!!! ¡¡¡Feliz
retorno a la infancia!!!