jueves, 30 de julio de 2015

La morada de Dios

Hoy hemos rezado en el salmo: "¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!" (Sal 83). Y precisamente porque sus moradas son deseables tenemos que darLe gracias...

Gracias, Jesús, porque has puesto en nuestro corazón deseos de abandonar nuestra vida en tus manos; gracias por esos deseos de ser posesión tuya; gracias por el deseo de poseerte, Señor...  ¡Qué sería de nosotros sin esos deseos que has puesto en nuestro corazón...!!! Sí Señor, quiero vivir en tu casa ahora y siempre y quiero ser tu casa para que puedas vivir en mí. No dejes que otros deseos ahoguen éste.