Nos cuenta San Lucas en el Evangelio de hoy la primera aparición del Señor Resucitado a los suyos, mientras los dos que han vuelto de Emaús les están relatando su encuentro con Él (24,35-48).
Imaginar la sorpresa, el miedo y las dudas de los discípulos en esos momentos no nos resulta difícil. Jesús también se hace cargo y los tranquiliza al tiempo que les da muestras de que es Él verdaderamente y que está vivo.
Dice el evangelista que les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras. Eso mismo hace hoy contigo y conmigo regalándonos Su luz para que le reconozcamos en la fracción del pan, como les sucedió a los de Emaús, y en Su Palabra.
Ojalá que en este tiempo pascual nos dejemos invadir por el Espíritu Santo para encontrarnos con el Señor Resucitado en la Eucaristía y en la lectura pausada y meditada de la Escritura. Ojalá nos alimentemos con este Alimento pascual que nos transforma y nos sostiene dándonos la vida eterna.